Extracto del taller Online impartido el 31 de mayo 2020
Rosa Navarro
La enseñanza más preciosa de Gautama Buda y que puede liberar completamente de los condicionamientos sociales, es la enseñanza de como amarse a si mismo. Esta enseñanza nos habla de como aprender a relacionarnos con nosotros, de una forma completamente diferente a como nos han enseñado y hemos aprendido, generalmente no nos tratamos de forma bondadosa ni amable, la creencia de que tenemos que ser buenas personas nos lleva a pensamientos constantes sobre lo que hacemos mal y a menudo dirigimos hacia nosotros juicios y exigencias que crean ansiedad y estrés.
No hemos aprendido a reconocernos
como seres completos,
legítimos, y bondadosos.
Desde muy tierna edad nos dicen que lo que experimentamos no es lo correcto que tenemos que sentir y vivir la vida de forma diferente a como lo hacemos, nos enseñan a que no podemos aspirar a una verdadera prosperidad, que la vida es dura y requiere esfuerzo, también nos dicen que podemos hacer muy poco en la transformación del mundo y que este solo se puede transformar desde el poder y ciertos estamentos, se nos enseña a confiar más en el político, en el gurú espiritual, en el científico, en el sanador que en generar la autoconfianza de nuestra verdad y de reafirmarnos en nuestra experiencia de la vida.
De este modo vamos convirtiéndonos en mendigos y damos el poder, damos el amor y la libertad, esperando una salvación que jamás llegara de la mano externa de alguien o de algo, desesperados buscamos ser amados y para ello renunciaremos al poder y a lo que verdaderamente somos.
En 1963 en la revista Journal of Abnormal and Social Psychology se publico un una serie de experimentos realizados por Stanley Milgran. La finalidad era comprobar el comportamiento de la obediencia hacia la autoridad y hasta donde una persona era capaz de cumplir una orden, si venia por parte de una autoridad a la que se le otorgaba un cierto poder, aun cuando esa orden pudiera ser contraria a la propia verdad de la persona.
En el experimento participaron voluntarios que no sabían el motivo real objeto de estudio, se les dijo que ellos ejercerían el rol de maestros y que tendrían que dar una pequeña descarga eléctrica que iría aumentando cada vez que el alumno se equivocara en la respuesta.
En realidad las descargas eran falsas, pero el voluntario “Maestro” creía que las esta dando de verdad. Cuando se llegaba a una descarga de 135 voltios los falsos alumnos comenzaban a gritar de dolor y la mayoría de voluntarios preguntaban al experimentador y este les instaba a seguir, los voluntarios a pesar de que su experiencia les decía que la acción que estaban realizando estaba causando sufrimiento, decidieron seguir, dejaron la confianza en ellos mismos y acataron la orden de una persona que era la autoridad.
Los resultados fueron escalofriantes, el 65 por ciento de los participantes llegaron a aplicar la descarga de 450 voltios que significaba la muerte del alumno y ninguno se negó a dejar de aplicar la descarga antes de llegar a los 300 voltios, es decir, el 65 por ciento hubieran matado electrocutando al alumno, siguiendo la orden de una autoridad sin cuestionarse siquiera la propia experiencia de lo que estaban viendo sus ojos.
Una sociedad compuesta por personas que no se aman será una sociedad débil y fácilmente manipulada, esta sociedad se sentirá herida y con fuertes sentimientos de carencias entregando el poder a otros desde una fe ciega.
Se convertirá en
una sociedad
desempoderada.
Abrazarnos completamente, aceptándonos y aprender a tratarnos con calidez y bondad, es el primer paso para transformarnos y reconocer que el poder de transformar la sociedad donde vivimos esta sencillamente en nuestras manos y que no tenemos que hacer grandes cosas para ello, basta que vivamos lo cotidiano como algo sagrado.
El amor es el alimento del alma y si el 90% del tiempo la mente esta juzgando lo que sentimos, lo que hacemos y como somos, estamos bloqueando la nutrición más profunda e inmediatamente aparecerá el miedo y la ansiedad.
El miedo surge de no conocernos y a la vez, no nos conocemos porque no nos amamos y por ello el amor a nosotros, es la mayor protección, porque generara la valentía de saber que tenemos el derecho a existir y a tener una existencia digna.
En realidad, el miedo surge de la falta de armonía entre mente y corazón y esta aparece cuando rechazamos la totalidad, la Gran perfección de la naturaleza luminosa que como seres humanos poseemos.
Cuando por prejuicio social o moral,
construyo una imagen de lo que no soy
por miedo a ser agredido o rechazado
me pierdo de mi mismo.
Nos sentimos perdidos la mayoría del tiempo porque hemos perdido esa experiencia de unión entre la mente y el corazón, y esto nos aleja de la intrepidez de mostrarnos al mundo tal y como somos, necesitamos recuperar la confianza en la verdad que sentimos en lo mas intimo del ser.
Una sociedad compuesta por personas que reconocen su bondad genuina y la expansionan hacia su comunidad, es una sociedad fuerte, sana y que rechazará la falsedad como guía o camino.
Valorara a sus lideres por cualidades como la sabiduría, la honestidad y el servicio hacia la sociedad que representan.
Será una sociedad que se reconocerá a si misma como completa, que entenderá profundamente la legitimidad de estar viva, próspera y cuyo lema de respeto rechazará la violencia que pueda venir, de la imposición de un «buenísmo» basado en la falsa moral de hacernos sentir que fundamentalmente no somos bondadosos. Pero para ello es necesario que cada integrante de esa sociedad, ejercite su autoestima y recupere la noción de confiar en su verdad, que cada uno aprenda, en definitiva, a confiar más en si mismo y dejar de entregar el poder para ser reconocidos a cualquier precio.
La cura a la baja autoestima es escuchar
el canto del corazón que nos dice que somos perfectos.
Rosa Navarro